El futuro inmediato viene presidido por elementos como la variabilidad y la veloz mutación de procesos y procedimientos resultado, entre otras cosas, de la digitalización de la actividad administrativa pero también del cambio hacía contextos más inestables en que se moverá la acción administrativa lo que nos conducirá a gestionar, a buen seguro, con mayor grado de incertidumbre. En ese escenario garantizar la mejor elección, la buena administración del proceso selectivo y de la carrera de los empleados públicos, es crucial para saber que dispondremos de los recursos humanos necesarios e imprescindibles para hacer frente a los avatares que esos cambios plantean y que a buen seguro precisaran de competencias, obviamente junto a los conocimientos, en la que se evalúen características como el potencial de aprendizaje, la capacidad de procesamiento de la información, poseer competencias digitales, la rapidez y acierto en la toma de decisiones, el trabajo en equipo, la iniciativa e innovación, la facultad de adaptación o las habilidades en materia de comunicación, etc. Ello nos obliga, como puede imaginarse, a incrementar la capacidad de predicción del sistema más allá de la comprobación de conocimientos que son mutables por naturaleza.